Hola! Cómo es costumbre por estás fechas incurro en prosa para dejar constancia que este paso de la Nochebuena a la Nochevieja no es mas que un acto de fe nostálgico con lo vivido y la aprehensión natural de la incertidumbre que trae ese futuro del amanecer siguiente que llamamos algunos Añonuevo.
De hecho no quiero desearte un Feliz Año Nuevo, tampoco desearte parabienes, ni bendiciones, vengo a entregarte lo mejor de mí, que es devolverte a ti, lo que pudiste entregarme sin darte cuenta, con intereses genuinos, indexados de energía transformadora para que renovemos nuestra hermosa y significativa amistad y que con esa misma llama, nunca se agote tu fuego vital.
Cada tránsito de este recorrido entre Enero y Diciembre esta signado por una cantidad de aprendizajes que perecen en el olvido de lo irrelevante. Lecciones de vida o solo momentos de rutina, rescates de existencia o contactos furtivos, conversaciones sanas o divagaciones inconclusas: Váyase o quédese, entradas de libreto o notas al margen. Un montón de cosas para darle importancia a cada acontecimiento y terminar agotando las baterías de la memoria.
Necesitáramos gastar igual cantidad de días para rememorarles, lo cual es poco práctico, si estamos aguardando la esperanza de un nuevo tiempo. Esto es que seguramente vamos a incurrir en otros hechos tan significativos, que no vale darle cupo en el kinder de los recuerdos a aquellos que ya hemos dejado ir como liquidos en la canastilla.
Soles y Lunas, días y noches, agites y sueños, frenesies o reposos y en ellos llamadas, correos, mensajes, enlaces, conexiones, archivos que van y vienen, elementos que guardamos en carpetas como si fuéramos a buscarlos con presteza y saber recordar dónde encontrarlos, pero que en el fondo quisiéramos olvidar, muchas veces lograndolo sin querer.
El internet se nos metió en la vida y nos conminó a distanciarnos o desconocernos, a reducir nuestro contacto a una conexion de streaming, un mensaje o una galería de fotos interminable que jamás traduce el nivel de emoción de los momentos capturados en ellas. Testigos inertes de nuestras experiencias llenamos los buzones de gigas y gigas de tomas y lugares.
Este año del 2024, 5785 de los judios o 4723 o del caballo de los chinos, con sus 12 fases lunares convertidas en meses, atropelladas en zoodiacos y dibujadas en constelaciones, me han traído hasta acá para escribirte hoy y dedicarte una sonrisa, honrando el bonito momento que nos permitimos, al encontrarnos y que pudimos compartir en persona. (Un evento que cada día es menos posible por el frenético ritmo colectivo de nuestras vidas).
Este mensaje escrito en tono elegiático está acordé con el tiempo de balances en que suele ocuparse la humanidad por estos dias. Pero yo solo acumulo (para bien de mi salud mental) los momentos bonitos, que la memoria trae porque fueron significativos y estuvimos juntos para cruzar palabras y expresar emociones. Obtuvimos ese día más que palabras simples y cotidianas, mensajes del Universo, transformados en cariño. Así que decido agradecer tu paso por mi vida con el mismo cariño conque el Creador me ha entregado tu amistad para aprender de ti y caminar contigo.
Te dedico este texto en el ocaso de unas noches antes del frenético brindis, antes del Agüero, las campanadas y las uvas para que sepas que siempre estoy, que siempre me sientas, que nos busquemos para hacer la vida y construir otro ciclo de lunas y soles para gozar, para aprender hasta que sea hora de volver a casa. Te quiero un montón!