sábado, 16 de agosto de 2025

Juez o Profe


Se me puede acusar de hereje, hasta he sido encausado por ello. Se me puede acusar de despistado y hasta he sido conducido, He llevado las alforjas por más de 50 años y no me quejo del peso, porque si algo he aprendido es que cada cual carga lo suyo y para la vida no hay lazarillo. Cada uno tiene su ángel y ese quien como sombra le permito su compañía y me brinda gratuitamente su asistencia, no me deja caer, si no me conviene y aún en cada tropiezo, cada tumbo, propicia sus alas para que baje y pruebe el polvo y me refriegue con la tierra si no hace mal. 

A quien sino a él? Solo en El mi confianza. Y no tengo que verle. 

A los hombres que me crean la acostumbrada incertidumbre de sus intenciones y protuberantes formas solo me queda pedirles pruebas de su pretendido interés. Porque el camino al infierno está sembrado de buenas intenciones y al amanecer del domingo, solo deseo ver el sol que me confirma que estoy vivo. Y que el buen Dios, me regresó a la vida para que haga de ella algo bueno, cada semana.

Vidas, muchas vidas acumuladas, pesadas y pasadas, pero jamás en vano. Así que si me llamas o cuestionas si soy Juez o soy Profe. Venga a responderte con orgullo y sinvergüenza: Soy profe!

Ese humano que ha cruzado senderos,  transitado desiertos y acumulado acciones y cargos, pero jamás se envanece de sus glorias. 

Si, mi mayor arrogancia no es un reclamo infundado, ni volver a repasar las páginas ya leídas de una historia llena de sístoles y diástoles; mi mayor orgullo es dejar en el pasado, lo pasado y avanzar. Las glorias de otros, las herencias correspondidas, los temores vividos, las palabras dichas, las opiniones foráneas me importan solo como aprendizajes. Lo propio, lo tangible, lo veraz, lo real, lo esencialmente importante es que cada aprendizaje pueda volverse una enseñanza.  Así sigo siendo un eterno Aprendiz!

Escondo en mi un narrador, un contador de historias, un cronista de la vida. Puedes burlarte de mi prosa y decirme que con argucias enredo el hilo conductor de la vida o la fatalidad, y que "minimices" mi sentir plasmado en prosa. Lamento que no comprendas mi intención, porque es mi verdadero propósito de vida "Aprender para enseñar". Y eso me mueve a cada paso que pueda darme destino o a cada destino que me lleve la vida. Contigo o sin ti, nada de eso cambia. 

Aprender de cada evento, experiencia, goce o dolor, lágrima o sonrisa, ganancia o pérdida, ese es mi sino, ese es mi destino, ese camino que escogí cuando lo maldije. Así que no pido que lo entiendas; pero es mi requisito. No me importa gastarme la suela de los zapatos. Soy tan valioso que no puedes reconocerme sin juzgarme, sin haberme acompañado metros, aún siendo protagonista de días, meses, años de presencias con distancias y silencios. Sólo, ya camino solo. A veces a tientas, a veces indeciso, muchas veces arrojado y otras enardecido, pero jamás, jamás inmaculado. 

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