lunes, 16 de junio de 2025

Miguel




Ninguna sociedad debería ver morir anticipadamente a sus mejores hombres y mujeres por otras razones distintas que las de su propia salud y naturaleza. Cada que se apaga una vida por efecto de la violencia retrocedemos como Humanidad y perdemos no solo las vidas sino las vivencias, conocimientos y realizaciones que se les niega a sus familias sus colegas y a la sociedad misma. 

 Si nos acostumbramos a la muerte servimos de idiotas útiles a los violentos y si nos quedamos como espectadores inermes del accionar de unos pocos que nos arrebatan la esperanza entonces también perdemos nosotros.  

Toda muerte violenta trae su propia Injusticia que se acentúa por la insuficiencia e incapacidad  del Estado para proteger la vida de sus ciudadanos, lo que vuelve el crimen más execrable aun. 

No escribo solo por  Miguel. Es por cada uno de los caídos, cada viuda, cada huérfano, cada madre que ve a su hijo adelantarse en la fila, cada ser humano que se nos va sin terminar la tarea.

Si. Este lamento no es una declaración inerte. Es una invitación a qué nos alineamos con la verdad, así nos duela,  con la justicia, así nos incomode, con la razón, así nos toque cambiar de idea, con la serenidad, así nos cueste callar, con la voluntad, así nos aleje del capricho y la novedad.  Somos más los que creemos que la Humanidad puede cambiar y el ser humano puede mejorarse. Somos más los que creemos que lo que nos divide son los " pareceres" y que lo que nos une es el rítmico y armonioso latido del corazón. 

Por eso ante la indolencia de los líderes (que solo viven de sostener posiciones tercas, ideologías anacrónicas y alimentar su ego fraticida), no debemos dejar pasar con resignación los hechos,  llorar por nuestra incapacidad de defender la vida y aceptar que la vida sea arrastrada a las tumbas por la " elegante señora" 

Pocos días nos quedan sobre este hermoso hogar llamado Planeta si seguimos aceptando que unos pocos sean los dueños de la fuerza y permitirles que cubran nuestras ciudades y campos en territorios estériles cubiertos de humo y polvo, hambre e intemperie.  Cada muerto importa porque cada que un hermano se va... La familia queda incompleta.

2 comentarios:

  1. Carlos, tu escrito es un poderoso llamado a la reflexión y a la acción. Has logrado expresar con profunda sensibilidad y claridad la tragedia que representa la violencia para nuestra sociedad, no solo en la pérdida de vidas, sino en el daño irreparable a nuestras familias y comunidades. La invitación a no ser indiferentes, a buscar la verdad, la justicia y la serenidad, es un mensaje urgente y necesario que nos impulsa a no resignarnos ante la injusticia. Gracias por recordarnos que cada vida importa y que, juntos, podemos construir un futuro más humano y esperanzador.

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  2. Excelente reflexión Carlos. Un llamado a la calma y a la paz . Saludos y gracias . Eduardo Villa S

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